Sube a este ferry a la Estatua de la Libertad y disfruta de las vistas exactamente como lo hacían los inmigrantes que llegaban a América, sin el estrés de tener que mudarte de país. Tómatelo como una meditación conmovedora sobre la naturaleza de los ideales estadounidenses, ¡aparte de disfrutar del paseo en barco!
Enviada sobre el Atlántico avec amour en 1886, la Dama de la Libertad se eleva sobre el puerto de Nueva York. Maravíllate ante este monumento mientras navegas desde Manhattan.
Una vez que toques tierra en la Isla de la Libertad, de tres acres de extensión, tendrás la oportunidad de pasear alrededor de toda la estatua y escuchar la audioguía que te contará la historia de este monumento. (Las entradas para entrar en la propia Estatua de la Libertad no están incluidas).
Desde la isla podrás ver que el imponente monumento está en realidad a medio camino, liberándose de sus cadenas. De hecho, Francia la envió un año después de la abolición de la esclavitud en EEUU. Mira hacia arriba su imponente figura, mira hacia abajo los grilletes rotos junto a sus pies, y comprueba si no te conmueve la fuerza del gesto.
Observa estos hitos de cerca y piensa en la inscripción del libro de la Dama de la Libertad: "Dadme vuestros cansados, vuestros pobres / Vuestras masas acurrucadas, anhelando respirar libres...".
Te sentirás agradecido por las libertades y oportunidades de que disfrutas, y también te alegrarás de haber tomado la decisión de venir a visitarnos.
